Picasso. Caballos reunió cincuenta y cuatro obras entre óleos, dibujos y grabados, además de cerámica, una delicada silueta realizada en papel recortado y la réplica del traje de escena del personaje de caballo o Cheval en Parade, diseñado por el artista para el conocido montaje de los Ballets Rusos. El conjunto permitió conocer la importancia simbólica del caballo en su trabajo, así como los múltiples significados bajo los que presentó su figura y la diversidad de técnicas que empleó para realizarlas.Las obras se agruparon abordando distintos temas, como los apuntes de juventud, la tauromaquia, el circo, el caballo como ser mitológico o la guerra. Su recorrido ofreció al espectador la oportunidad de acercarse a una cuidada selección de piezas entre las que se encuentran excepcionales dibujos como Muchacho y caballo (1906), Jinete desnudo (1919), El rapto (1920, proveniente del MoMA) y Corrida (1934). Tal y como explicó la comisaria, Dominique Duppuis-Labbé, en la exposición destacaban los trabajos sobre papel, ya que la gran parte de la aportación de Picasso a la representación del caballo fue realizada sobre este soporte.Un gran número de estas obras pertenecían a colecciones privadas y algunas de ellas habían sido rara vez expuestas al público. En cuanto a las colecciones públicas, hubo piezas del Museu Picasso de Barcelona; del Musée Picasso y el Centre Georges Pompidou de París; de la Tate Gallery de Londres; de la University of Edinburgh Fine Art Collection, de Edimburgo; del MoMA Museum of Modern Art de Nueva York y de The Phillips Collection de Washington entre otros.