Hoy está de moda decir que el flamenco es algo maravilloso y alardear de ser aficionado de toda la vida. Antes - hace 50 años, digamos - te miraban de soslayo y con recelo cuando decías que te gustaba el flamenco; ahora todo el mundo se apresura a manifestar que le gusta muchísimono sea que vayan a mirarte de mala manera sospechando que aquello no va contigo. Es absurdo. El flamenco no tiene que gustarle a todo el mundo. Ni el teatro de Bertold Brecht ni la escultura de Henry Moore. Con un respeto generalizado a lo que sea bueno, basta. El gusto es otra cosa...