En el prólogo, Juan José Téllez, comenta: “El tren está presente en la biografía de los creadores flamencos, en las letras y en la atmósfera en que transcurrió su historia y su leyenda… El tren quizá aceleró la transformación y el mestizaje de los cantes, en un triángulo mítico que unía a Sevilla, Jerez, los puertos y Cádiz, pasando por los andenes de Lebrija y de Utrera, otra explicación plausible a cómo ha ido evolucionando este arte”.