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¿Por qué los elefantes entierran a sus muertos? ¿Por qué cantan los pájaros o por qué bailan las grullas? ¿Aprecian el arte los animales? ¿Distinguen la diferencia entre el bien y el mal? ¿Experimentan sobrecogimiento y asombro?... En esta nueva edición revisada de su célebre libro, Gary Kowalski combina historias conmovedoras con sólidos datos científicos para demostrar al hombre que las demás criaturas no son objetos insensibles desprovistos de sentimientos e intelecto, sino que también son seres pensantes que albergan sentimientos y tienen una vida espiritual interior.
Sorprendente libro que explora numerosos ejemplos de animales salvajes que buscan y consumen sustancias psicoactivas. Giorgio Samorini contradice la creencia de que el uso de la droga no es natural. Cabras cafeinómanas, renos micófilos, pájaros ebrios, hormigas adictas al néctar...
Descripción desde la etología y fisiología animal lo que supone el abandono y la entrada en un albergue, así como las posibilidades de adaptarse a una nueva familia. Experiencias de primera mano a través de casos reales de perros, gatos y animales de cuadra.
Durante siglos se ha creído que la cultura es estrictamente una hazaña humana. ¿Y si no es así?
Los genes no son el único factor que hace que nos convirtamos en quienes somos. La cultura también es una forma de herencia. La cultura almacena información importante, no en el acervo génico, sino en la mente. ¿Qué sería de las distintas especies y de los individuos que las componen si los mayores no transmitieran conocimientos y habilidades como dónde encontrar agua y alimento, en quién nos podemos apoyar y quién nos puede hacer daño, cómo se organiza nuestra comunidad, cómo comunicarnos a través de la palabra, del canto o de los gestos? ¿Cómo nos adoptaríamos a los cambios constantes de nuestro entorno si nadie nos transmitiera nada?
Carl Safina, como ya hizo en su anterior libro Mentes maravillosas, vuelve a fascinarnos y a expandir nuestra comprensión del mundo que nos rodea, esta vez a través de tres culturas de seres distintos de los humanos en algunos de los lugares salvajes que todavía quedan en la Tierra. Muestra cómo si eres un cachalote, una guacamaya roja o un chimpancé, también experimentas tu vida con la comprensión de que eres un individuo en una comunidad particular. Todos ellos pueden cuidar a sus crías, admirar la belleza o negociar la paz entre grupos y ser distintos de sus congéneres.
Al mostrar como otros seres enseñan y aprenden, y lo que ocurre constantemente más allá de la humanidad, Safina ofrece una visión privilegiada de la vida en nuestro planeta, y ayuda a responder a una de las preguntas más urgentes para los humanos: ¿con quién estamos en este mundo?
Se repasa de manera muy completa la contribución de la mujer al mundo de la primatología en los últimos cuarenta años. Reciben especial atención las discípulas del paleontólogo Louis Leakey: Jane Goodall (chimpancés), Dian Fossey (gorilas), Biruté Galdikas (orangutanes). También se refiere a investigadoras como Thelma Rowell, Jeanne Altmann y Sarah Hardy, o conservacionistas como Stella Brewer y Janis Carter.
Edward O. Wilson es el biólogo más importante e influyente de nuestro tiempo. Pero «Biofilia» no es un libro sobre biología. O no sólo. También son unas memorias heterodoxas, hiladas con apasionantes observaciones e inesperadas anécdotas. Así como una necesaria declaración de posiciones filosóficas y éticas en un mundo dominado por el vértigo de la extinción masiva de especies y el cambio climático. Wilson define la biofilia en estas páginas como «el impulso de asociación que sentimos hacia otras formas de vida». Y nos cuenta cómo los millones de años durante los cuales el Homo sapiens se relacionó de una manera tan estrecha con su entorno crearon una necesidad emocional profunda de estar en contacto íntimo y constante con el resto de los seres vivos, ya sean plantas o animales. La satisfacción de ese deseo vital, afirma Wilson, tiene la misma importancia para el ser humano que el hecho de entablar relaciones con otras personas. Al igual que nos sentimos bien al socializar, encontramos paz y refugio cuando caminamos por el bosque, nos acercamos al mar, contemplamos un muro devorado por las enredaderas o pasamos la tarde con nuestro perro. Wilson conecta hábilmente los hechos, la historia, la filosofía, la biología evolutiva y sus propias vivencias profesionales o cotidianas para demostrar la existencia de ese vínculo y la importancia fundamental de conservarlo. Y también nos propone diferentes formas para avivarlo, pues tanto nuestra existencia como la del resto de los seres vivos que nos acompañan en este planeta dependen en última instancia de la pervivencia de esta conexión ancestral.
Esta obra, a través del estudio de temas como la percepción, la representación, la memoria, el razonamiento, el lenguaje y la consciencia, nos lleva a sorprendernos ante el hecho de que procesos mentales tan generales como para ser compartidos por distintas especies, todavía se comprendan tan poco.
Aunque muchas veces asociamos las conductas animales a las humanas, creyendo que son nuestra extensión emocional, en realidad el comportamiento de los animales nunca es gratuito en la naturaleza. Bien para definir su territorio o defenderse de los depredadores, bien para asegurarse el alimento o ayudar a la reproducción de su especie, los animales hacen cosas asombrosas desde el punto de vista humano. Cada animal es fascinante y nos da una visión general de la maravillosa naturaleza que nos rodea.
Konrad Lorenz nos conduce hasta los orígenes del «encuentro» entre el hombre y el perro, cuando se estableció la relación entre nuestros antepasados con el chacal y el lobo. Estos inicios han influido en todas las formas complejas de comunicación, obediencia, ocio, fidelidad y neurosis que han ido configurando la historia entre amo y perro. Recurriendo a casos vividos por él mismo, Lorenz ilumina todo el arco de la «canidad» con la gracia de un verdadero narrador, con la precisión y la sutileza de un científico pionero en la investigación de estos temas, y con la fértil inteligencia de un pensador que supo arrojar nueva luz sobre los problemas humanos.
¡Hakuna matata! La vida de los animales en el planeta no puede considerarse «de película», o al menos no una apta para todos los públicos. Cada año, sesenta mil millones de animales terrestres y un billón (con «b» de barbaridad) de animales marinos son exterminados por el hombre para convertirse en comida o en ropa, o como una forma de diversión. Muchos de nuestros actos cotidianos, como comer, vestirnos o divertirnos, los hacemos por inercia, porque «siempre se ha hecho así» o, simplemente, porque es más cómodo vivir con los ojos cerrados, pero tener información —saber cómo funcionan las cosas— puede cambiar nuestra vida y la de muchos otros animales. En este libro, Javier Ruiz aporta una buena dosis de información para abordar un tema que a menudo se ha tratado de forma demasiado trivial y propone una reflexión, equilibrada y cargada de un responsable sentido ético, para analizar nuestra relación con el resto de animales y las consecuencias que nuestros actos tienen sobre ellos, sobre el planeta y sobre nosotros mismos.