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"Estado de derecho y Poder Judicial autónomo, son nuestras primeras necesidades". Ese fue el juicio de valor formulado, apenas a dos años y medio de haberse iniciado el nuevo gobierno y doce años después lo sigue siendo porque la historia de la rendición de los integrantes del Poder Judicial a las órdenes impartidas por el Poder Ejecutivo sólo es comparable con la postración de los jueces del Tercer Reich ante los caprichos de Adolfo Hitler, ya que bien visto ni siquiera se trata de la sujeción de uno de los poderes del Estado a otro, sino al capricho del teniente coronel Chávez, que en algunos casos de manera oculta y en otros de modo abierto y descarado impartió a los jueces precisas instrucciones sobre lo que debía ser el contenido de las sentencias en los procesos bajo sus responsabilidades.