La contrapasa es una tradición para muchos cazadores del norte peninsular. Allá por el mes de febrero o marzo, un buen número de palomas torcaces emprende el regreso a zonas menos calurosas. Apostados en esas torretas que les levantan por encima de la llegada de las viajeras cada temporada. Durante los días de contrapasa muchos cazadores acuden cada mañana a su puesto esperando que esos vientos les sean propicios.