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Un reportaje fotográfico sobre la pesca artesanal en el mundo, desde Portugal y Sri Lanka, pasando por Vietnam, Nicaragua y España, hasta Noruega y México, entre otros: un homenaje a todos los pescadores artesanales que viven del mar y para el mar, lo aman y veneran y obtienen de él todo lo necesario para su supervivencia. La pesca artesanal atesora un importante conocimiento que se ha transmitido de padres a hijos durante generaciones y, aunque se han cometido muchos errores por la necesidad de subsistir, las comunidades de pescadores realizan una pesca sostenible que permite la regeneración del ecosistema sin llegar a agotar sus recursos. Solo si consideramos los mares y océanos como un bien común, podrán preservarse de la especulación del mercado, de la sobreexplotación y de las actividades que repercutan negativamente sobre la biodiversidad y sobre el clima. «Todo empezó allí, en un charquito de agua salada donde un alga de color azul se puso verde comiendo luz. Parece poca cosa pero hoy, solo unos miles de millones de años después, esa pequeñita alga azul verdosa eres tú con este libro en las manos. Nacemos tras nueve meses nadando en una bolsa de agua salada y en el fondo nuestro cuerpo, todo lo que somos, es en su mayor parte agua y sal. Somos hijos del océano y llevamos el mar dentro.» Para que el vínculo no se rompa sobreviven los pescadores y pescadoras artesanales. Saben que el mar devuelve todo lo que recibe, lo bueno y lo malo. La pesca artesanal y sus protagonistas conocen desde siempre la respuesta a las grandes preguntas que hoy buscamos para salir de la crisis, tanto la económica como la ecológica. Ellos y ellas saben, porque lo practican, el auténtico desarrollo sostenible y conocen los límites del crecimiento. Allí empezó todo y allí termina todo en un proceso circular que se renueva día a día, en el mar. Los pescadores y pescadoras artesanales viven y trabajan donde rompen las olas, para que no se rompa la vida». Antón Lois