Esta novela cronológicamente correspondería al primer caso del inspector Castilla, y está situada en el año 1942. El inspector Castilla es trasladado forzosamente desde Tetuán, en el antiguo protectorado español en Marruecos, a Jerez por un escabroso asunto. Al poco tiempo de su llegada a Jerez, es encargado de la resolución del extraño asesinato de un hombre cuyo cadáver apareció en la zona de Mesas de Asta, dentro del perímetro donde el bibliotecario y arqueólogo municipal Manuel Esteve, está llevando a cabo la primera campaña de excavaciones.
Este suceso complicará los trabajos que lleva a cabo el arqueólogo para desvelar lo que esconde de un lejano y esplendoroso pasado Asta Regia, a la vez que se va sintiendo cada más intimidado a medida que avanza en su ambiciosa empresa.
Lo que sucede en Asta es también una muestra más de la compleja situación política que vive el país en ese año, especialmente en el Sur peninsular, donde la Guardia Civil está inmersa en una operación contra la guerrilla anti franquista. Y es que en 1942, el signo de la Segunda Guerra Mundial parece cambiar con el desembarco de los aliados en el Norte de África y son insistentes los rumores de que preparan también el asalto a la Península, lo que explicaría la mayor actividad guerrillera en la provincia de Cádiz.