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¿Qué aficionado a la música rock no ha sentido la tentación de lanzarse a organizar un concierto, contratando a alguno de sus intérpretes preferidos? ¿Misión divina? ¿Simple diversión? ¿Estropicio que no puede acabar bien? Muchas son las posibilidades e infinitos los caminos para convertirse en promotor en búsqueda del ansiado cartel que anuncia que "No hay entradas". Este libro no ofrece consejos prácticos ni trucos infalibles para triunfar. No es un Manual para Promotores Destinados al Éxito. Al contrario. Es una recopilación de experiencias personales protagonizadas por el autor y un grupo variado y variable de amigos, unidos por su pasión por el rock. Una sucesión de anécdotas que Alfred Crespo enlaza para conducir al lector hasta una clara conclusión final: el cartel es escurridizo y la profesión no es sencilla. Homenaje a los promotores que siguen en activo y a los que lo intentaron sabiendo que no sería fácil, "No hay entradas" arranca con una conversación con Gay Mercader y finaliza con las palabras de David Jiménez-Zumalacárregui. Y sus páginas contienen mucho rock and roll que, en general, no agotó localidades...