Este Informe presenta evidencias de la desigualdad de oportunidades dentro y entre países, e ilustra los mecanismos a través de los cuales esa desigualdad obstaculiza el desarrollo. Aboga porque la equidad se tenga en cuenta de manera explícita al determinar las prioridades de desarrollo: la acción pública debe proponerse expandir las oportunidades de aquellos que, en ausencia de mediaciones de las políticas, son los que tienen menos recursos, poder y capacidades. En el ámbito interno, plantea por qué se justifica invertir en la gente, expandir el acceso a la justicia, la tierra y la infraestructura, y promover la justicia en los mercados. En el ámbito internacional, contempla el funcionamiento de los mercados globales y las reglas que los rigen, así como la oferta complementaria de auxilios para ayudar a la gente y a los países pobres a forjarse dotaciones mayores.