En 1911, tras publicar Covarsí su segundo libro, Javier Arbizu escribe en Gran Vida, revista ilustrada de sports: Cuando se publica una obra nueva de re venatoria y se adelanta en su lectura sin que se sienta deseo de soltar el libro, y a medida que se avanza crece el interés y nace el goce puro que engendra lo que aviva recuerdos, lo que reproduce el natural, lo que se domina y apodera del lector, hay que juntar las manos en un aplauso y alegrarse de que hayan gemido las prensas para decir algo que no sea una descolorida serie de imbéciles vulgaridades. Añade también Arbizu: No sé yo si el efecto que a mí me producen los libros de Covarsí será puramente personal mío; pero creo firmemente que cuantos cazadores lean lo que ha escrito el gran montero de Badajoz, han de hallar en sus libros motivo de profundo goce y sano esparcimiento. Justamente han pasado cien años desde entonces, y con las nuevas técnicas de impresión ya no gimen las prensas, pero ésta podría perfectamente ser una crítica actual a las obras de re venatoria en general y a la de Covarsí en particular. Este primer tomo de Grandes Cacerías Españolas, a buen seguro provocará en el lector como en aquel entonces el ardiente deseo e impaciencia por la próxima aparición de la segunda parte.