Las imágenes de Farrell muestran la doble cara de Irlanda caracterizada a un mismo tiempo por la belleza y el dolor, la calma y la desgracia. Pero además estas imágenes pueden verse en su conjunto como la metáfora de un tema que ignora todas las fronteras y mantiene su vigencia a lo largo de los tiempos, como es la desaparición, nunca explicada, de unos seres humanos y la larga búsqueda de una explicación cierta.