Desde la caída del muro de Berlín, el mundo ha entrado en la nueva dinámica político-militar. Los ejércitos de las principales potencias, y en especial el de los Estados Unidos, se han transformado en pocos años: avances tecnológicos increíbles (electrónica, misiles antimisiles...) y una profunda reestructuración interna (profesionalización, privatización de los servicios, contratación de mercenarios para asuntos de seguridad...). Es una respuesta a las nuevas amenazas a las que se enfrenta el planeta, como el terrorismo o la proliferación nuclear, y un intento de buscar una paz duradera que se adapte a las nuevas reglas del tablero internacional.