descripción

Entre los viejos centauros que dormitan en los bares, algunos van olividando dibujar con trazo recto los bordes de su camino y en compañía del vino se entregan a los demás para hilvanar los celajes de esa paz crepuscular que habla de sol y de tierra y les invita a beber flecos de luz, como atajos para bajar desde el cielo hasta el suelo, al que no llegan tras sucumbir nuevamente ante el noble caballero de alma pura y armadura de crital que elude ser responsable de tan tosco pelear. Por fortuna, alrededor de atn recio caballero siempre hay buenos escuderos que le saben respetar y, aún tratándole de amigo, reconocen su poder y no llegan a abusar de su grata compañía, compartiendo sus secretos siempre en paz y en armonía. Este es el tema del libro que tenéis entre las manos, que no ofrece mucho más, pero en esto se entretiene y os intenta entretener. Y, para acabar, recuerda que el hombre tendrá que andar la vida como si fuera su tierra de oro, o de tierra de otro camino cualquiera que al pasar no pisaría, acompañando a las aves que migran hasta llegar a otro camino en la tarde.