En esta obra el autor fascinado por los tejos y las viejas tejedas, construye un elaborado puzzle que poco a poco nos revela al tejo como una gran planta sagrada. Bucea en el Paleolítico y el arte rupestre, con sus representaciones cavernarias, derivando así hacia el arte antiguo y sus decoraciones en vasijas ceremoniales, cuencos y otros utensilios antiguos. Ello le lleva a profundizar en la mitología de diferentes culturas llegando a las plantas chamánicas y los ritos iniciáticos de chamanes, brujos y druidas. Leyendas y mitos que desvelan cómo el tejo debió de ser un árbol mucho más importante en la antigüedad de lo que hoy suponemos, si no el más importante.
Concluye con una hipótesis que abre todo un mundo de posibilidades: afirma que la savia del tejo pudiera estar entre las sustancias que alimentaron los ritos y religiones del pasado europeo. Nuestros antepasados debieron dominar la técnica de la recolección de dicha savia y la elaboración de la misma para muy diferentes fines, desde el uso alimentario, terapéutico o por supuesto, el de embriagante sagrado.