Baroja a pesar de las opiniones al respecto, amó mucho a Navarra, a su paisajes y a sus gentes. Lo corrobora la presencia continua de Navarra y sus habitantes en su extensa obra. Lo mismo ocurre con el resto de la familia Baroja: Serafín, Ricardo y Carmen Baroja y los sobrinos de don Pío, Julio y Pío Caro Baroja. Todos ellos, de una forma u otra, se refirieron en sus obras pictóricas, literarias, etnográficas o cinéfilas y documentales a Navarra y a los navarros.