Los cuadros de Dacia emanan delicia y gozo. Algunos son oscuros y wagnerianos, otros impresionistas y luminosos. Mirándolos casi puede escucharse a Ravel o Debussy. Utilizando flores naturales prensadas como materia prima, esta artista ha logrado cultivar un estilo propio, llegando a crear incluso paisajes, cuyo realismo resulta impresionante. Uno queda inmediatamente hechizado por el gusto con que combina el color y la composición, deleitándonos con la perfecta armonía con que cada flor ocupa sitio.
Encuadernado, contiene cuatro láminas (una de paisaje y tres de composiciones florales)