El gran problema de la provincia de Jaén era y continúa siendo el de un territorio marcado por una economía dependiente en exceso del sector primario, en especial del mundo del olivar y el aceite de oliva. Y no sólo por su significación en términos PIB sino también porque aún persisten los grandes desequilibrios en el mercado laboral que ya existían en el s XX, y que se manifiestan trágicamente en forma de paro en periodos de malas cosechas, como la que se avecina esta campaña en el olivar, lastrando así de modo irreversible la renta provincial. Esta publicación trata de profundizar en la transformación agraria que de la mano de la acción colonizadora y la expansión de los regadíos tuvo lugar en la provincia jiennense durante las décadas centrales del pasado siglo, transformación que sin embargo no fue suficiente para consolidar un modelo económico sostenido en el tiempo y sostenible desde la perspectiva de la diversidad. El Estado intentó a través del Plan Jaén diversificar las fuentes de renta de la provincia e impulsarla a dar el salto del desarrollo, corrigiendo así la secular dependencia de un modelo agrario extensivo basado en el olivar y los cereales; no obstante, este intento se quedó en el camino, y buena muestra de ello ha sido el imparable avance registrado por la superficie olivarera a partir de los años 80.