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¿Qué mueve a alguien en la cima de su carrera política y social a invertir gran parte de su fortuna en obras de arte? ¿Qué tienen esos objetos para permitir a un hombre, incluso a una mujer, de provincias en el siglo I d.C. alcanzar la gloria del Senado de Roma? Sin duda el arte es un poderoso y magnético elemento cuyos misterios nos están siendo revelados recientemente a la luz de las nuevas investigaciones en neurociencia aplicada a la Historia y la Historia del Arte. Pero también la Economía, con las nuevas perspectivas que se nos abren al aplicarlo a la lógica oculta en cada aspecto de la vida, nos ayuda a comprender mejor por qué los objetos artísticos constituyeron durante el Imperio Romano uno de los valores más trascendentes en la construcción de una sociedad basada en una Economía de Prestigio. Sin olvidar la necesaria presencia del mercado, Aarón Reyes traza en este libro un recorrido fundamental por todos y cada uno de los actores que juegan un papel en el mercado de obras de arte de una provincia romana, la Bética, que sirve de paradigma de todo el Imperio.