La historia del abanico remonta sus raíces a lo más profundo de la antigüedad. Al principio, este accesorio servía como protección contra el sol, para refrescarse y alejar molestos insectos. Los primeros prototipos que se conocen hoy en día eran probablemente dones obtenidos directamente de la naturaleza: una rama, una hoja grande, un penacho de plumas. Son numerosas las leyendas y mitos de diversas culturas y países que reclaman para sí el honor de relatar el origen más remoto del abanico.