"La mano acaricia el lomo, las crines, la cara. La voz susurra en la oreja, el caballo mueve su cabeza afirmando. Esta imagen, que tengo siempre en mi mente, es como una entrañable síntesis de la infatigable dedicación, de la perseverancia sin límites y del amor con los que Anahí Zlotnik trabaja con estos animales. Ahora, sumergida en la lectura de su libro, De Potrillos, una amistad para toda la vida, me vuelvo a sorprender. Ella también ha escrito hasta la más pequeña palabra acerca de su gran pasión, y nos transmite así su experiencia, de manera muy poética, vivencial y científica. "