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Un misionero y filólogo aterriza en mitad de la jungla amazónica con dos objetivos: va a aprender el endiablado idioma de esa tribu casi virgen, los pirahã, a los que nadie ha conseguido entender, ni enseñar otras lenguas. Y va a traducir para ellos la Biblia y a descubrirles la fe.Así empieza una de las aventuras lingüísticas más curiosas de las que se tienen noticia: intentando aprender el idioma de los pirahã, viviendo entre ellos, tratando de desentrañar su vida y su cultura, al narrador se le caen nada menos que las tesis de Chomsky, eso de que existe una «gramática innata» para todos los seres humanos. Los pirahã no usan los números, no hablan en pasado ni en futuro, sus frases nunca tienen más de dos verbos y no relatan «tradiciones»: ni dioses, ni mitos, ni los orígenesdel universo. Por no tener, no tienen ni colores.Y en vez de buenas noches, dicen «no duermas, hay serpientes».Sin embargo, Everett, con su cuaderno y su grabadora, aprende pirahã, y al aprender la lengua aprende la cultura. Lo que sucede después (¿acaban todos leyendo la Biblia?) ya hay que leerlo.
José Díaz relata su experiencia después de cien días aislado en el Parque Nacional de Redes, Asturias. «Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver qué era lo que tenían que enseñarme, no fuese que cuando estuviera por morir, descubriera que no había vivido.»
H.D. Thoreau.
Casi dos siglos después del retiro de Thoreau en los bosques, José Díaz decidió recluirse en una cabaña en medio del Parque Natural de Redes, en Asturias, desconectar del mundo y reconectar con su alma. De su experiencia nace este libro que recopila las emociones y reflexiones que vivió durante su retiro, y las mejores fotografías sacadas directamente de la naturaleza más recóndita. Este es el relato de un viaje a la esencia, de la experiencia de la soledad y de la conexión más profunda con la naturaleza.
Además, José Díaz ha recogido su vivencia en un documental homónimo, coproducido por José María Morales (Wanda Films) y TVE, que ha quedado finalista en la categoría de Premio Especial del Jurado en el Jackson Hole Wildlife Film Festival, considerado los Oscars del cine de naturaleza.
«Parece resultar muy cara la carne de gallina»
Con este demoledor comentario recibió Alfonso XIII la noticia de la liberación de los soldados a cambio de un rescate de cuatro millones de pesetas. Pero, ¿qué sucedió realmente? ¿Se merecían aquellos hombres este despreciable comentario o deberían haber sido recibidos como héroes?
Testigo de excepción del Desastre de Annual, el teniente coronel Eduardo Pérez Ortiz, sobrevive milagrosamente a la matanza desatada tras la capitulación de Monte Arruit el verano de 1921. Protegido inicialmente por una cabila rifeña, acaba siendo entregado a Abd el Krim, sufriendo año y medio de atroz cautiverio junto con un grupo de rehenes españoles.
Este apasionante relato escrito en primera persona por quien fuera, más tarde, alcalde de Ceuta, está a caballo entre el libro de aventuras y el testimonio histórico de primer orden, por lo que ha gozado de justa fama entre los interesados por nuestro pasado más reciente. Tan citado como inencontrable, ahora podemos disfrutarlo en esta reedición ampliada donde se detalla el asombroso periplo de aquellos hombres.
Cuando llega el verano, nada puede frenar a Ricardo Fité. El verano es para vivirlo dando gas a fondo.
Un profesor aficionado a la motocicleta, después de leer multitud de artículos y libros sobre larguísimos viajes motorizados, quiere probar si él también será capaz de realizarlos. Tras algunas rutas por Europa, decide salir en busca de destinos más lejanos a lomos de una incombustible y romántica moto de más de veinte años.
Turquía, Rusia, Irán, la carretera del Pamir (que atraviesa Asia Central, entre Tayikistán y Afganistán) y Siberia (hasta Vladivostok, al final de la ruta del Transiberiano) son los cinco remotos lugares del planeta que conforman este apasionante libro de viajes sobre dos ruedas.
Siguiendo la máxima de mezclarse con la población local, Ricardo Fité se ve envuelto en un sinfín de situaciones que le harán reír, sufrir y pasar miedo, sensaciones que compartirá el lector gracias a su entretenido y refrescante relato. Pero sobre todo, el viajero y los lectores van a aprender que lo mejor de la experiencia vivida no son los paisajes, los monumentos o las hazañas logradas, sino las personas que aparecen en el camino.
El paralelo 60 representa la frontera imaginaria del norte. Con inicio y final en las islas Shetland (Escocia), Malachy Tallack descubre los lugares que comparten esa latitud, que lo ayudan a reconocer la aceptación de la pérdida y el amor por el lugar al que se refiere como hogar. Un libro íntimo que nos sumerge en los paisajes y entornos naturales que se suceden a lo largo del paralelo.
Este libro narra la extraordinaria aventura protagonizada por Sergio Fernández Tolosa, quien ha atravesado durante cuatro años los siete mayores desiertos del mundo en bicicleta y en solitario. Gracias a su relato en primera persona el lector experimenta la soledad del outback australiano, descubre la tierra de nadie entre Chile y Bolivia, se maravilla ante las floraciones en el Mojave, participa en el salvamento de una cría de elefante en Namib, comprende lo que significa dormir bajo las estrellas en medio del Kalahari, conoce a los nómadas mongoles del Gobi y sigue las huellas de las caravanas trans-saharianas. Durante sus 30.000 kilómetros sobre la bicicleta, Sergio Fernández Tolosa trascendió el mero reto deportivo hasta completar un luminoso viaje iniciático en unos territorios que no son sólo arenales yermos, sino bellos lugares llenos de vida.
El crucero Janet Nichol, inmovilizado por la huelga del puerto de Sídney, era un carguero de seiscientas toneladas que comerciaba con copra en el Pacífico Sur con una tripulación de cuarenta canaques medio salvajes. ¿Cómo se las arregló Fanny para embarcarse en esta tina con su hijo y su marido casi agonizante, izado a bordo en una camilla? Seguirá siendo un misterio para ella. El médico no dio ninguna posibilidad de supervivencia al novelista, ya muy famoso, si no se instalaba en un clima más indulgente. La pareja, que partió hacia los Mares del Sur en junio de 1888, acababa de comprar veinte hectáreas de selva en las islas Samoa. La salida de Sídney, el 11 de abril de 1890, fue una liberación, y como Robert Louis, aunque tan débil, iba a escribir una serie de artículos para The sun, «a Fanny le tocó llevar el diario de viaje de mil aventuras», escribe. En las condiciones más desfavorables, a veces en el fondo mojado y volcado de una canoa o un bote ballenero, a veces boca abajo en las arenas abrasadoras de las costas tropicales, a menudo en cobertizos de copra en medio de un lío, no dejó de escribir en su diario mientras los Stevenson se establecían en las islas de Samoa, donde Robert Louis moriría en 1894.
Durante la Gran Depresión, el polaco Kazimierz Nowak decide dejar su país y a su familia para trabajar como corresponsal extranjero y fotógrafo. Realiza dos viajes en bicicleta por Europa, y en 1928 alcanza la Tripolitana italiana en el Norte de África. Aunque por problemas de salud y dinero se ve forzado a regresar a Polonia, toma entonces la determinación de cruzar algún día de norte a sur el continente africano. El 26 de noviembre de 1931 pisa de nuevo África, y desde Trípoli va a recorrer varios miles de kilómetros en dirección al sur en su vieja bicicleta. Su llegada al oasis de Maradah en el Sábado Santo de 1932 causa consternación entre los funcionarios a cargo del puesto. Nadie puede entender qué está haciendo un ciclista polaco en medio del desierto. Viajando solo, Nowak a veces visita aldeas nativas para comprar comida o escuchar leyendas locales. Se encuentra con tuaregs, con fellahin en Egipto, a los orgullosos watusi, los pigmeos babinga, bóeres de trasvaal, hotentotes, bosquimanos, primitivos abasalampasu, hausas… A medida que continúa su camino, el sonido de los tam-tam va extendiendo la extraordinaria historia del blanco solitario y su extraño vehículo.
El 4 de noviembre de 1931 Kazimierz Nowak parte de Poznan y el día 26 pisa de nuevo el continente africano para cumplir su plan de atravesarlo de norte a sur. Desde Trípoli va a recorrer varios miles de kilómetros en dirección al sur en la bicicleta que tiene desde hace siete años y que merece toda su confianza. Su llegada al oasis de Maradah en el Sábado Santo de 1932 causa consternación entre los funcionarios a cargo del puesto. Nadie puede entender qué está haciendo un ciclista polaco en medio del desierto.
Si Mungo Park marcó el inicio de la época de las grandes exploraciones por África y Livinsgtone le dio fama mundial, el famosísimo libro de Cameron, publicado en 1877, hereda lo mejor de ambos. Narra en estas páginas su tremendo viaje, en el que recorre África de costa a costa (de Zanzibar a Benguela).Páginas que hablan de canoas, mulas, perros terrier, cabras amaestradas, elefantes, hipopótamos, esclavos, árabes esclavistas, nativos beligerantes, hombres blancos el cadáver de Livingstone, el tratante Tippu Tip, la sombra de Burton y Speke , y la eterna paciencia de un hombre al que roban, engañan, amenazan, abandonan. Pero que, como sus dos predecesores también escoceses-, está hecho de la madera de los grandes hombres, de los hombres justos, de los valientes. Este libro es sin duda alguna una de las joyas de la literatura de viajes, y editarlo en español por primera vez en su integridad es un acontecimiento extraordinario.