Estos no son cuentos para niños. Son cuentos para mayores que estén dispuestos a sentirse jóvenes, y para jóvenes que estén dispuestos a sentirse mayores, al leer los relatos históricos que Fátima imaginó cuando, durante más de un cuarto de siglo, dirigió una fundación histórica, de 1514, en Utrera. Y -siendo fiel a la Historia- quiso atribuírselos a una supuesta antecesora homónima, Fatíma.
Y para quienes elijan disfrutar de algunas narraciones de viajes a Medio Oriente y Oriente, así como localistas de la autora.
Los Cuentos de Fatíma, son los cuentos de todos. Cosa que ella hace posible compartiéndolos. Un trabajo se sembrador y cultivador. Aunque con una literaria y simbólica ayuda mitológica. Pues dedicados están cada uno de ellos a la musa que nos confiesa que la visitó cuando los escribía: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Calíope... y así otras más que vuelven desde el Olimpo a llenar los conocimientos y la imaginación de Fátima.