El Randil es una de esas personas que a todos nos hubiese gustado tener a nuestro lado como amigo, compañero o maestro. Una especie de chamán que vertebra esta historia que, en ocasiones, abre el cajón de la memoria y a momentos homenajea y marca las pautas de una herencia recibida que el autor ansía establecer como modelo de conducta en la sociedad de hoy. En esta obra, el autor consigue presentar la cetrería, no únicamente como un sistema de comunicación entre hombre y animal, sino también como un posible elemento de desarrollo y evolución personal...