descripción
Este libro resulta de una particular comunicón entre lingüística y biología y pretende poner en consonancia las bases de datos sobre toponimia vegetal con aquellas otras referidas a la distribución actual de plantas leñosas, tomando como modelo la Península Ibérica. Los datos, además, se cotejan con información paleobotánica y sobre biogeografía histórica para demostrar que muchas especies vegetales han cambiado su área de distribución durante los últimos siglos y, en algunos casos, estos cambios responden al final de un proceso más dilatado en el tiempo, multimilenario, y asociado al cambio climático que tiene lugar durante los últimos cinco mil años en el Mediterráneo occidental. La obra intenta responder a algunas cuestiones que tienen interés en biología de la conservación y gestión del patrimonio nacional. ¿Coincide el área de distribución actual con sus respectivos topónimos? De no ser así, ¿cuáles son los que presentan mayores disyunciones? ¿Qué ha podido pasar durante los últimos milenios y centurias para que la toponimia referida a ciertas especies no coincida con su distribución actual? ¿Proporciona la toponimia información sobre los antiguos dominios lingüísticos peninsulares? Los autores exponen en esta obra un modelo experimental novedoso para la búsqueda de las relaciones entre distribución geográfica de especies y nombres de lugar.
