Herborizar fue siempre la gran pasión de rousseau. Bajo su pluma, el arte de la descripción alcanza una extraña fuerza. Crucíferas, papilionáceas, labiadas, liliáceas o umbelíferas dibujan un poético herbario. Ofreciéndonos un verdadero conocimiento, su palabra nos recuerda constantemente que la paciencia es reina y que hay un arte de mirar las cosas.