Del mismo puño y letra con que escribe cada año los surcos en la huerta, comparte el autor aquí una colección manuscrita de poemas, haikus y naturismos, aforismos sobre lo natural entre la reflexión y la prosa lírica, en defensa de la honestidad con la Ttierra y de la culta cultura de quienes cultivan.
Nos muestra el orgullo de ser campesino y campesina formando un todo con los procesos de la vida, que siente y entiende la necesidad de congraciarse con los ciclos y ritmos naturales y entablar una simbiosis, llena de gratitud, con la Ttierra. Una cooperación que precisa detener los modos que contaminan, erosionan y destruyen la fertilidad de los suelos y la biodiversidad, en favor de la agricultura ecológica y extensiva natural que nos proporciona, en cambio, alimentos saludables, resiliencia frente a la crisis climática, paz para el alma, belleza para los sentidos y contribuye, en suma, a la continuidad de la vida.