Este libro se centra en el «Arte de caminar por el Bosque». Como toda disciplina artística, no sirve para nada pero es absolutamente necesaria para vivir. Al menos para los que la conocen. Como todo arte, su disfrute mejora con el conocimiento. Nos referimos a la Botánica, la Zoología y la Geología. Caminar por un bosque sabiendo distinguir entre un pino y un fresno, un pino carrasco y un piñonero, una jara blanca y un jaguarzo, una aulaga y una bolina, etc., cambia nuestra percepción y desde luego aumenta el placer del paseo. Igualmente poder diferenciar las areniscas de las calizas, las terrazas, las dolinas, las diferentes formas del relieve, la orografía y sus causas estructurales, en de nitiva la historia geológica de la región. En cuanto a la Zoología es obvio que el conocimiento de algunas especies de pájaros, de las huellas de mamíferos, o, el colmo, que un corzo o un jabalí se nos cruce será un recuerdo emocionante al que siempre querremos volver. Siempre deberemos detenernos para oír un canto de pájaro u observar una roca, una flor o una hoja. El arte de caminar por el bosque también precisa del aprendizaje de algunas actitudes. En primer lugar el silencio, que nos permite percibir los sonidos del bosque: el viento agitando las ramas de los árboles, el rumor del agua en arroyos o en cascadas, el canto de los pájaros o el gruñido de algunos mamíferos. Pero sobre todo el silencio, que puede ser «audible». Cualquiera que sea el camino, el bosque siempre es diferente, por las luces y sombras, por la hora, por el sentido de la marcha, por la estación que nos permitirá ver o no las oraciones, la caída de las hojas, por la niebla o la lluvia. Finalmente, caminar por el bosque, mejora nuestra condición física (cardiorrespiratoria, muscular, etc.) y es más sano porque el aire está menos contaminado. ¡Hala! A caminar por el bosque.