Desde tiempos inmemoriales, existe una vinculación agro-ganadera e industrial artesanal de Ronda con su territorio, lo que ha generado un importante patrimonio rural etnológico, siendo testigo silencioso de un saber hacer y de unos modos de vida que poco a poco se van extinguiendo, no solo físicamente, sino aún peor, extinguiéndose de nuestra memoria colectiva.
En muchos casos, este patrimonio rural se ha adaptado a nuevos usos turísticos o agro-alimentarios aunque sufriendo, a veces, modificaciones que han ocultado para siempre sus valores arquitectónicos singulares. En otras ocasiones, este importante patrimonio rural, sencillamente, ha sufrido el abandono más absoluto o directamente su pérdida definitiva.
El término municipal de Ronda posee, en la actualidad, un importante patrimonio rural amenazado, compuesto por lugares, bienes y actividades que constituyen formas relevantes de expresión de la cultura y modos de vida, propios del pueblo andaluz en general, y de nuestro medio rural en particular: acequias, eras, caleras, alcubillas, albercas antiguas, minas de captación de aguas, puentes históricos, determinadas cortijadas, fuentes, abrevaderos de ganado, molinos, etc. Elementos de gran riqueza y diversidad que entendemos son inseparables del paisaje rural de Ronda, siendo los últimos testigos de un largo proceso histórico, cultural y socioeconómico. Por tanto, su protección y recuperación la debemos plantear en la esfera local fundamentalmente, como un reto para el desarrollo de nuestro medio rural y por varias razones fundamentales: como un recurso cultural identitario, como un recurso pedagógico y también como un recurso turístico y, por tanto, generador de oportunidades económicas.