Las características diferenciales y peculiares que definen los vinos españoles, se justifican históricamente con la acción innovadora que supuso la implantación del cultivo de la vid en los territorios de la Península Ibérica. Esta obra analiza los citados fenómenos con un minucioso estudio de las principales áreas de influencia correspondientes a quince monasterios españoles. El autor se ha documentado ampliamente y ha aplicado, además de rigor científico, una esmerada selección de datos agronómicos, sociológicos y hasta gastronómicos, que han sido plasmados con prosa clara y elegante de modo que son motivo de una interesante y grata lectura.