En este lugar, donde acontece lo que sigue, las mujeres perfilan las paredes con una delgada cenefa de nogalina. Aquí todos saben que la escritura es una cenefa... y que la cenefa es una escritura, virgen, ideogramática, secular, una escritura-surco. Si su cauce es indeciso y poco visible las historias se suspenden en un limbo de piedra sin desenlace claro. Con el paso del tiempo, muchas casas y tierras se van quedando vacías y el trazo de la cenefa se va haciendo progresivamente más borroso e intermitente hasta casi desaparecer. Conforme esto sucede las familias dicen a sus hijas: "Lo mejor (no) es que te vayas". Algunas hacen oídos sordos y siguen pintando su cenefa, otras se marchan del todo y muchas "se van y se quedan". En cualquiera de los casos se establece entre ellas un pacto implícito por el que acuerdan no hablar nunca más del tema y sí hablar de las pequeñas cosas. Se piensa en el lugar que quien no se deleita con las pequeñas cosas es gente peligrosa.
I Premio Literario Mujeres del Medio Rural y Pesquero