Con "Me quedo muerto" el joven, y aún novel, historietista Javier Blanco ofrece un retablo de lances juveniles y brinda la primera piedra de un retablo aún en construcción. Universos juveniles con el botellón, el cachondeo, la fiesta y la contención, como divisa. Reflejo de costumbres, sátira de un cotidiano devenir y oferta de lúdica lectura. La sonrisa por encima de la acidez. Un plato agridulce, como servido desde un restaurante chino, para gozar de sus múltiples componentes. ¡¡Atentos a esta recreación actual de las antiguas "pandillas juveniles", dará que pensar...!!