Desde que una cucharada de Solera 1847 salvase su vida cuando apenas contaba unos meses, Manuel María González Gordon (o tío Manolo, como le conocía todo el mundo en Jerez) tuvo una vida fascinante. No se engañen: este hombre amable, educado, culto, de excelente sentido del humor, figura clave del vino de Jerez y las bodegas González-Byass, era además un hombre intrépido y aventurero que aprovechó todas las oportunidades que encontró en la vida. Aquí podemos disfrutar con algunas de sus historias más entretenidas, desde sus trabajos como ingeniero en el ferrocarril longitudinal de Chile, hasta el morral con cabezas humanas del Rif, pasando por su baile con la reina Victoria Eugenia o sus labores para arreglar el problema de la sequía en la ciudad de Las Palmas.