En el corazón de la Marina de Llucmajor (Mallorca), la finca de Son Mut Nou. Tierra áspera, y arcillosa. Tierra seca donde la lluvia es un bien raro y escaso. Tierra de monte bajo, de estepas y gamones, de matas y acebuches, con algún pino escaso que perfuma la llanura. Tierra salvaje, con rodales robados al bosque, a base de sudores y de fatigas, para el cultivo. Tierra de pocos árboles, donde la higuera cultivada sabe aprovechar la escasez, sabe sobrevivir porque se adapta prodigiosamente a un medio que le es, por razones de origen remoto, familiar. Tierra donde la higuera, generosa, extrae de las sequías y de la arcilla la delicia de sus frutos más sabrosos...
Miles de higueras lozanas, esbeltas, de cientos de variedades, procedentes de todos los rincones de las Islas Baleares, peninsulares, de países exóticos y lejanos... con multiplicidad de formas, de colores, de sabores, y sus frutos... Son el testimonio milagroso de una quimera que se ha hecho realidad.