Hay que tener mucho cuidado cuando se hurga en lo más oscuro de las poblaciones, todas tienen recovecos que preferimos no visitar. De los hombres, y de ellos únicamente, es de quien hay que tener miedo, siempre. Jerez de la Frontera, tiene una forma de andar sigilosa, como si estuviera ahorrando energía para otro momento. He viajado hasta el corazón de esta ciudad entre peligros y oscuridad, de la manera que tan solo lo haría un tahúr desvergonzado en medio de una moralidad incierta.Aquí, en Jerez de la Frontera, los muertos y los vivos nos hacemos señas desde las dos orillas. Resulta evidente que no hace falta gran cosa para que nos tomen por loco. Nos encontramos en el escenario ideal para bajar la guardia. Un lugar a un tiempo moderno y lleno de cicatrices del pasado, en donde prefiero conversar con la ciudad, es decir, andar.No necesitamos nada más porque tenemos bastante con nuestros pensamientos. Eso sí, nos resulta importante llevar con nosotros un libro para cualquier momento. Un libro como “La escalinata opaca”.