En los cuartos centrales del siglo XIX, un intenso proceso económico y urbano convirtió a Jerez de la Frontera en una «ciudad bodega». Una urbe predefinida conforme a las claves propias del sistema productivo y comercial del jerez. Los principales protagonistas. de este nuevo modelo fueron los «complejos bodegueros». Amplios conjuntos de edificaciones y espacios descubiertos, integrados bajo una misma firma comercial en un recinto único. Complejos que conforman la más completa expresión de la estructura económica y social que los generó, de sus modos de producción vitivinícola y de su modelo empresarial; y que constituyen, además, un sistema específico de apropiación y construcción urbana, una manera de hacer ciudad que definió, y aún caracteriza, a la población jerezana.