Desde finales del siglo XVIII y todo el XIX, fueron llegando a Jerez un numeroso grupo de ciudadanos británicos atraídos por el pujante negocio del vino. Formaron una colonia que fue muy influyente en la formación de la burguesía vinatera jerezana. La intensa relación entre Reino Unido y Jerez y el asentamiento de esta colonia en la ciudad propiciaron que se creara un círculo social anglófilo que vivía según las costumbres de la cultura victoriana, que muchos casos ha continuado hasta nuestros días. La influencia británica se ve reflejada en las fincas de recreo que fueron poblando la periferia de la ciudad.