La obra de la Dra. Martínez Justicia, Profesora Titular de Historia y teoría de la restauración artística de la Universidad de Granada, aborda el estudio diacrónico de los criterios de conservación y restauración, fundamentalmente de obras de arte muebles bienes culturales en un sentido más amplio: escultura y pintura, desde la antigüedad hasta el presente. Asimismo, analiza las diferentes teorías de la restauración, que, partiendo siempre de la arquitectura, se formularon desde la transición del XVIII al XIX (Neoclasicismo) hasta la presente centuria y su repercusión en el campo de las demás artes. El interés por la conservación del patrimonio artístico y cultural de la humanidad y su globalización, acrecentado progresivamente a lo largo del último siglo, ha tenido consecuen¬cias inmediatas en las medidas de protección, reflejadas en las normativas internacionales, continentales, nacionales, en las diferentes legislaciones y en los organismos específicos encargados de estas tareas. Es mucho lo que se ha hecho; más aún lo que queda por hacer, sobre todo si pensamos que al inmenso patrimonio legado desde el pasado más remoto con toda su problemática, se une ahora el de las obras más inmediatas en el tiempo, las del siglo XX, que a pesar de su juventud y tal vez quizás por ello exigen una atención muy especial, al resultar ineficaces los criterios y metodologías tradicionalmente aplicados. Ya desde la introducción, la autora pone especial énfasis en subrayar la importancia de la restauración como actividad con plena dignidad científica, capaz de consertirse en un método de investigación artística e histórica, susceptible de clarificar grandes incógnitas planteadas por las obras de arte a los historiadores. Pero para lograr estos fines, a los que debe aspirar toda operación restauradora, es necesario no sólo poseer una formación ténica, sino, sobre todo, una formación histórico-artística que permita la comprensión de la obra en su globalidad y la posibilidad de establecer con ella un auténtico "diálogo", para desentrañar todos los mensajes -estéticos e históricos- que lleva implícitos. Hoy se corre el riesgo, debido a los inestimables apoyos que las ciencias experimentales y la tecnología más avanzada proporcionan a esta actividad, de confiar los resultados de la restauración a cuestiones casi exclusivamente técnicas, olvidando que, por encima de todo, la restauración es una cuestión histórico-estética, que exige el juicio crítico, cuya puesta en práctica sólo es posible a partir de ese conocimiento global.