Los desastres ambientales son consecuencia de un orden social que los hace posibles. En numerosas ocasiones, su prevención ha sido bloqueada por sectores interesados, cuyo lucro privado fue infinitamente menor al daño social que causaron sus conductas. Por eso el tema ambiental es un tema político, y lo es muy especialmente cuando asume una dimensión trágica. Echarle la culpa a Dios, al Diablo, a la fatalidad o a la naturaleza ha sido siempre una conducta de encubrimiento por parte de esos sectores. La historia ambiental es una herramienta de prevención. Nos ayuda a comprender por qué ocurrieron determinados sucesos y de qué manera podemos ayudar a evitar su repetición. No es casual la ausencia de historia ambiental en los contenidos de educación ambiental de índole conformista, que ponen el acento en las responsabilidades individuales y esconden los procesos sociales. Podemos y debemos prevenir los desastres ambientales. Este libro habla de eso: de grandes desastres que se han producido a lo largo de la Historia y de las cosas que se puede hacer para que no se repitan: la Peste negra, el hundimiento de la Ciudad de México, la desertificación de la Isla de Pascua, el creciente impacto ambiental de la actividad militar, el huracán Katrina en Nueva Orleans, la deforestación de la Amazonia; el infierno de Bhopal, hombres empetrolados, el impacto ambiental del extractivismo, la gran minería con cianuro, la sojización y la economía de los transgénicos y el accidente en la central nuclear de Fukushima.