A lo largo de los siglos, desde el inicio del segundo milenio hasta el esplendor del renacimiento, la arquitectura defensiva ha producido estructuras admirables, bien conservadas todavía en la actualidad y en parte aún utilizadas. Gracias a la fotografía aérea podemos apreciar la dimensión poderosa y extraordinaria de estas obras y admirar su complejidad, fruto de una civilización que sabía armonizar el aspecto práctico y funcional con el gusto por el equilibrio y la belleza. Sorprende la variedad de las formas, la sagacidad de las estructuras defensivas, la belleza de los muros que protegen las ciudades, la articulación de los volúmenes y la altitud de las torres, los bastiones, las torres del homenaje, los baluartes que dominan impávidos, entonces y ahora, los valles y cursos acuáticos de nuestra "vieja" Europa.