Éste no es el libro de un flamencólogo sino el de un viejo profesor de Literatura que, ya jubilado y después de haber publicado decenas de obras en castellano y en italiano, abordó un tema que consideraba muy importante -el flamenco y sus intérpretes sociales- pero que, a su juicio, no había sido suficientemente investigado. Téngase en cuenta quee, según nos dice él mismo, la terminación de sus trabajos coincidió con la aparición de Misterio del Arte Flamenco, de Ricardo Molina y que, por tanto, faltaban años para que comenzaran a aparecer los estudios de Félix Grande, Ángel Álvarez Caballero y otros, para que Cultura Hispánica y Editorial Demófilo reeditaran la Colección de Cantes Flamencos, de don Antonio Machado Álvarez o para poder ver una nueva edición de la traducción que don Manuel Azaña hiciera de La Biblia en España y Los Zincali, de Borrow. Maraio Penna emprendió, pues, solo la tarea con ojo de universitario, sin afanes divulgativos y sin entrar en ninguna de las polémicas que, en ese momento o en anteriores, habían sacudido aquel mundo.