Con rigurosa sobriedad, sin ideología, el autor nos va contando con nombres y apellidos ligados directamente a su familia, aconteceres de la Ría. Algunas anécdotas (la verdadera ikurriña, el Estado de Excepción de Chavarri...) no sólo inéditas, sino impensables. Desde hace 300 años, asentada su familia en Deusto, ha visto los cambios desde la ancha Ibaizabal de playas y arenales al canalizado Nervión industrial, participando además su familia en uno de los más vascos de los oficios: fabricando velas a los veleros bilbainos.