Han tenido que transcurrir cerca de doscientos años para que esta obra, un clásico de la literatura de viajes, viera la luz en su traducción al castellano. Las idas y venidas del capitán de ingenieros Rochfort Scott por nuestro suelo, durante el período comprendido entre 1822 y 1834, el año en que muere Fernando VII, proporcionó materia más que suficiente a este miembro de la guarnición de Gibraltar para conformar un relato que se hace imprescindible, tanto para los amantes de la buena literatura como para los que quieran ampliar sus conocimientos sobre la Andalucía de la época. Humor, aventuras sin cuento, drama, miserias y denodadas heroicidades impregnan un texto que no rehúye ningún ambiente social -pueblo y nobleza, a veces enfrentados, a veces de la mano-, ni la crítica, ni el elogio de los andaluces de las montañas de Ronda y Granada, verdaderos protagonistas del libro. Una delicia que atrapa y subyuga en todos y en cada uno de sus capítulos.