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"Entre el río Congo y el Nilo Blanco, dos palabras mágicas denominando una gran parte mítica de África Central, que hicieron soñar con tierras salvajes donde el cazador y explorador tenían ante sí un ilimitado campo para sus actividades de las que, gracias a Dios, pude disfrutar personalmente durante muchos años, desde la década de 1950's hasta la de 1980's, cuando los efectos negativos de las independencias se fueron haciendo notar por culpa de la irresponsabilidad de nuevos gobernantes, codiciosos, corruptos e inoperantes que al final terminaron arrasándolo todo sin sentido…, razón por la cual los animales salvajes fueron desapareciendo en su mayoría debido al más terrible y activo furtivismo, sobre todo los elefantes, como ocurrió en el ex Congo Belga, República Centroafricana, Sudán, Uganda y la antigua Somalia Italiana, por citar solo cinco dramáticos ejemplos. Cuando llegué por primera vez a aquellas fabulosas tierras “entre” el río Congo y el Nilo Blanco hacia principios de la década de 1950's, todavía con muchos rincones poco o nada conocidos, en su inmensidad aquello se podía considerar como el sueño del cazador, pues las posibilidades cinegéticas eran infinitas y uno podía recorrer mil kilómetros en la dirección que quisiera libremente, pues las actuales y odiosas concesiones de caza con límites prefijados todavía no se había ni pensado en que pudieran existir algún día…Con estas notas quisiera dar a conocer al lector cazador lo que fueron aquellas zonas cinegéticas para que, con el paso del tiempo y la desaparición inevitable de los que fuimos “sus actores”, no se pierda el recuerdo de ellas y perdure como parte de la historia de la cinegética africana.Además, espero que también sirvan para aclarar como andan las cosas por allí hoy día, en el año 2012, para evitar que algún optimista mal informado cometa el grave error de gastar tiempo y dinero intentando recorrer alguna parte de esos territorios en busca de caza, con la creencia de que las condiciones siguen siendo como las de los viejos relatos, sin contar con el gran problema extra de la inseguridad personal debido a los incontables bandidos, ladrones, furtivos, desertores del ejército, etc., o sea toda la gama de delincuentes bien provistos de armas militares, los cuales consideran a los europeos como “moneda de cambio” al secuestrarlos, pidiendo por ellos un buen rescate, si antes no se les ocurrió asesinarlos, cosa que está ocurriendo más a menudo de lo que sería deseable…" Tony Sánchez-Ariño. Contenido: Nota del autor. Mi segundo prólogo. Introducción. Unos comentarios a "priori". Capítulo I. La caza en África, anteayer, ayer y hoy. Capítulo II. Los búfalos del Nilo y de sabana de África Central. Capítulo III. Un respeto para los pobres búfalos. Capítulo IV. El eland de Derby. Capítulo V. El Triángulo Perdido del Ubangui-Chari. Capítulo VI. En mi añorado Sudán. Capítulo VII. Aquel viejo patriarca. Capítulo VIII. El elefante gigante de Doruma. Capítulo IX. James Sutherland y yo. Capítulo X. El desastre de Ashong. Capítulo XI. El lechwe del Nilo. Capítulo XII. Una infernal experiencia con los lechwes del Nilo. Capítulo XIII. En los pantanos del Nilo Blanco. Capítulo XIV. Karpeto. Capítulo XV. En el noreste del Congo Belga. Capítulo XVI. Operación "Gangala-na-Bodio". Capítulo XVII. El leopardo "sordo". Capítulo XVIII. En medio de la nada. Capítulo XIX. En la verde Uganda. Capítulo XX. Los grandes cazadores de elefantes de Uganda. Capítulo XXI. Unos comentarios en Uganda. Capítulo XXII. Cazando en el último rincón de África. Epílogo.