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En el contexto educativo mundial y por ende venezolano, existe preocupación por el aprendizaje de la convivencia escolar, puesto que a pesar de las políticas implementadas para mejorar las relaciones internas y externas entre los miembros de las instituciones educativas y su entorno, son muchos los factores que obstaculizan el desarrollo armónico de la convivencia, tales como: indisciplina estudiantil dentro y fuera de las aulas de clase, irrespeto a los compañeros y docentes, desacato a las normas, inutilización de equipos y espacios, entre otras. Asimismo, las políticas educativas implementadas para el fortalecimiento de la convivencia escolar no han trascendido a los contextos reales en donde los niños, niñas, jóvenes y adultos, se relacionan e interactúan; porque como lo aseveró Giroux (2006): "para que exista una verdadera convivencia escolar pacífica, debe primero formarse en ciudadanía para el desarrollo de una vida plena a quienes tienen el derecho y deber de practicarla" (p. 18). Para el autor, la formación ciudadana busca fortalecer las relaciones sociales a través del reconocimiento individual y el trabajo colectivo de las personas.