Si mil hijos tuvieran, el primer principio humano que les inculcaría sería el de abjurar de las bebidas flojas, para hacerlos adictos al sack (jerez). Esto decía un inglés, llamado Shakespeare, después de ensalzar las virtudes del vino de Jerez, conocido como sherry en todo el mundo. El objetivo de este libro es dar a conocer el jerez, despertando la curiosidad con las preguntas. Hubo un arzobispo en Sevilla que en las comidas solía beberse una botella de jerez a diario, salvo cuando se sentía mal. entonces se bebía dos, vivió más de cien años.