En 1532 se presentaba en el palacio arzobispal de Sevilla un escrito de demanda en el que la nieta del rey Fernando el Católico, Ana de Aragón, solicitaba la anulación de su matrimonio con Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, quien, además de discapacitado mental había resultado ser también impotente, y la legitimación de su casamiento en secreto con su cuñado Juan Alonso de Guzmán, del que había tenido un hijo. Eso explicaba que en el escrito se presentase como duquesa, pues oficialmente estaba casada con el primero, y como “legítima muger” del segundo, pues solo a este reconocía por marido. A partir de ahí, se inició un largo proceso judicial que necesitó de tres sentencias hasta su resolución final. Son ellos mismos y los muchos criados de la casa ducal los que, con sus declaraciones como testigos en la causa, reconstruyen el apasionante relato de los hechos y sus circunstancias. Se dice que hay ocasiones en que la realidad supera a la ficción.
Esta es una de ellas.