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Las reformas estructurales instrumentadas en México han afectado severamente al sector rural. Los campesinos se han visto en la necesidad de ajustar sus estrategias productivas en un entorno adverso, caracterizado por la importación creciente de alimentos y la reducción significativa de los apoyos públicos destinados al desarrollo rural. El proceso de globalización amenaza con excluir a los campesinos de su papel social de productores, al tiempo que los pobladores rurales luchan por mantener su viabilidad productiva. Las respuestas campesinas se han diferenciado regionalmente, lo que ha dado lugar a dinámicas territoriales particulares. En este trabajo se aborda el caso de los campesinos del oriente del estado mexicano de Tabasco, quienes afrontan la pérdida de la rentabilidad de la ganadería extensiva, como consecuencia del proceso de globalización económica del país. Mediante el estudio de los patrones de uso de suelo a escala regional y de las parcelas campesinas, durante el periodo de 1988 a 2004, se analiza la manera como los campesinos han ajustado sus estrategias productivas ante las reformas estructurales, y sus implicaciones sociales, económicas y ambientales.