Esta colección de cantes flamencos, publicada por primera vez en Sevilla en 1881, es considerada por los estudiosos un hito fundamental en el conocimiento y la comprensión del flamenco, y posiblemente el origen de la flamencología. Además de la riqueza y calidad de las coplas que Antonio Machado y Álvarez recopiló en esta obra (y que se aproximan a las novecientas), sus numerosas anotaciones proporcionan una viva imagen del arte flamenco y el pueblo andaluz, y lo mismo nos hablan del lenguaje de los gitanos que de la Virgen del Rocío, los barrios de Sevilla o las tradiciones y costumbres de diversas poblaciones andaluzas. La obra muestra asimismo la importancia y grandeza de la cultura popular, a veces poco valorada.