Gestionar los recursos naturales de Cantabria y los conocimientos tradicionales asociados a ellos supone, no sólo una obligación, sino también un compromiso de futuro. Nuestra región y su territorio compuesto en un 95 por ciento por terrenos rurales-, así como nuestra identidad como pueblo, se afirman en las peculiaridades propias del mundo rural cántabro. Durante los últimos años, la protección de las especies en peligro de extinción y los hábitats donde viven se ha convertido en un auténtico reto donde aunar las necesidades de las gentes rurales con un desarrollo sostenible, garantizando así una calidad de vida que esté en plena armonía con el entorno y sus habitantes. Hay que pensar no sólo en el interés del ciudadano, sino en el del paisano, genuino habitante del paisaje.